viernes, 23 de marzo de 2012

PREFACIO - CAPÍTULO V





CAPÍTULO V




PREFACIO

Los cuatro evangelios presentan cuatro registros independientes
de la vida y misión de Jesucristo. Difieren en su aproximación y
tratamiento en su contexto más profundo. El denominado “criticismo superior” ha considerado algunas de estas variaciones como inconsistencias y aun en algunos casos, como contradictorias. Esto podría, por supuesto, provocar alguna duda sobre la autenticidad de los relatos en su totalidad. Sin embargo, cuando los evangelios son estudiados juntos o separadamente a la luz de la Iniciación, se encontrará que se consolidan entre ellos a un nivel ni siquiera sospechado por el común de los intérpretes de estos documentos sagrados.

Así, por ejemplo, Mateo y Lucas comienzan sus registros con el
nacimiento del niño Jesús. Esto se omite completamente en los
Evangelios tanto de Marcos como de Juan. Marcos comienza su
Evangelio con el bautismo de Jesús, en cuyo momento el Cristo se
encarnó en forma humana. Juan abre su relato, no con una
presentación del Maestro Jesús, sino con el Verbo - la palabra que se identifica con el Cristo Cósmico. Más tarde sigue la presentación del Cristo en conexión con el milagro realizado en las bodas de Canaan cuando transformó el agua en vino.

De las muchas referencias que Pablo hace a los diversos
misterios espirituales conectados con la vida y obra de Jesucristo, no cabe duda de que, como resultado de las variadas y profundas
experiencias internas que experimentó en relación con el mundo
espiritual, hubo de reconocer que la naturaleza de muchas de ellas
estaba más allá de la percepción de aquellos que no habían tenido la suficiente preparación para su asimilación y aceptación. Esto es
expresado en las palabras frecuentemente citadas: “Se da leche a los pequeños y carne a los fuertes”.

Cualquiera que realice un estudio cuidadoso de las Epístolas de
San Pablo, no puede dejar de notar lo mucho que las mismas tienen
que ver con las actividades en los planos espirituales. Por ejemplo, él escribe: “Fui arrebatado al Tercer Cielo, si en el cuerpo o fuera de él, no lo sé.” Esta es una experiencia conocida por muchos discípulos en la actualidad.

En el momento de la iluminación trascendental ocurrida a San
Pablo en el camino de Damasco el mundo externo le era tan oscuro,
pues toda su atención se había enfocado agudamente hacia la vida y actividades del mundo interno. Entonces, asimismo, se le permitió
acudir al Señor Cristo y entender el significado de la misión que había emprendido al tornarse en el Regente planetario interno de esta Tierra y el significado profundo que esto conlleva para el futuro de la humanidad y la redención del planeta.

Antes de la experiencia en Damasco, Pablo era uno de los
mayores enemigos de Cristo y de sus seguidores y después llegó a
ser uno de los misioneros más ardientes y dedicados de todos los
discípulos del Maestro.

Pablo pone de relieve que debido a que Cristo, un ser divino
encarnado en forma humana, sufrió igual que lo hace un hombre, por ello y por tanto es capaz como ningún otro de afligirse por aquellos débiles y de pesada carga. Su amor y Su compasión son de tal naturaleza y se expresan con tal poder y universalidad que lo
proclaman como el Salvador y el Redentor de mundo. Como un poeta lo describe en forma tan bella: “La rosa no entrega toda su fragancia hasta que los pétalos estén abatidos. La simpatía verdadera sólo emana a raudales de un corazón consternado.”

Los escarnios que Jesucristo sufrió mientras llevaba su cruz al
calvario se produjeron debido a la incapacidad de muchos de sus
seguidores de entender el significado interno de los eventos de su
vida: “Salvó a otros y no pudo salvarse a si mismo” Pero Cristo tenía la misión de mostrar al hombre el camino y enseñarle a seguir sus pasos. “Quienquiera seguirme,” les dijo a sus discípulos “niéguese a si mismo y tome su cruz y sígame”.

Y entonces, como el supremo Guía del Camino, tuvo que cargar
la cruz en las colinas del Gólgota para su propia crucifixión. También debido al arquetipo divino, tuvo que padecer en el plano físico la traición que ilustra en la vida del hombre la manera cómo la naturaleza inferior siempre está traicionando a la superior o al Cristo interno, hasta el momento aquel en que la baja naturaleza es
transmutada, y entonces finalmente se destruye a sí misma tal y
como lo hizo Judas el traidor.

Un estudio de lo que se puede denominar el contenido interno
del Evangelio, saca a la luz los pasos sucesivos a seguir en el camino que conduce a la Iniciación. Son en número de doce y están
presentados en los principales eventos registrados en la vida de Cristo Jesús. Comienzan con la Inmaculada Concepción, la Resurrección y la Ascensión. La vida de Cristo, tal como está bosquejada en los Evangelios, corresponde al modelo cósmico de absolutamente todos los procesos relacionados con la evolución espiritual.

En los Evangelios de Mateo y de Lucas se describen los
primeros pasos en el sendero. Los pasos más avanzados se registran
en los evangelios de Marcos y de Juan. Como se ha observado
previamente, Marcos inicia su relato de la vida de Jesús, con el
bautismo de Juan el Precursor y como ya indicado, San Juan, el más
avanzado de todos los discípulos, comienza su relato del Maestro, con una descripción del milagro ocurrido en Canaan.

Si se extinguieran todas las Escuelas de Misterios que enseñan
el camino hacia la Iniciación, su trabajo secreto aun podría develarse por medio de la Biblia. Como un reconocimiento de este hecho las principales herramientas de la Logia Masónica son la Biblia, la Escuadra y el Compás. La Fraternidad Masónica preserva en su simbolismo los elementos esenciales de los procesos iniciáticos como se delinean desde muchos puntos de vista en aquel texto supremo de Vida, las Sagradas Escrituras.

En sus interpretaciones iniciáticas los cuatro Evangelios son
portadores de las cuatro corrientes de energía divina que se
manifiestan sobre los planos físicos en los elementos que conocemos como fuego, agua, aire y tierra. Esta verdad fue bien entendida y enseñada por los cristianos de los siglos primero y segundo.

Citamos de una fuente no identificada:

“Fue proclamado por Mateo como Aquel que puso la piedra final
en el Reino de Dios y del cual Israel colocó los cimientos. Marcos le presentó en Roma como el Conquistador que estableció Su derecho divino como Rey del Mundo por sobre sus poderes milagrosos. Lucas lo describió en Grecia como el Divino Filántropo encargado de llevar a cabo la obra de la divina gracia y de compasión hacia el peor pecador. Juan, en Asia Menor, lo retrató como la Palabra hecha carne- la Luz Eterna y la Vida que descendió en el mundo temporal.


Cristo, El Mesías de Israel……….....…………….......Mateo

Cristo, el Poderoso Señor de la Naturaleza…................Marcos

Cristo, el Amigo y Sacerdote de toda la Humanidad.......Lucas

Cristo. La Vida y la Luz del Mundo......…….....………...Juan”


De lo anterior se hace patente que las diferencias entre los
cuatro Evangelios que algunos han tachado como inconsistencias, no son sino diversas presentaciones de diferentes estados de desarrollo en la vida del aspirante. Por ende los relatos de un evangelio amplían en otro su narración de la vida y misión del Cristo. Sobre esto, los evangelios proporcionan evidencia irrefutable de la insondable sabiduría que está incorporada en esta y en todas las partes de las Sagradas Escrituras.

Los doce principales acontecimientos en la vida de Jesucristo y
sus correspondientes en la vida del aspirante son los siguientes:


1. Anunciación  ***  7. Tentación

2. Inmaculada Concepción  *** 8. Transfiguración

3. Nacimiento  ***  9. Getsemaní

4. Huida a Egipto  *** 10.Crucifixión

5. Enseñanzas en el Templo *** 11. Resurrección

6. Bautismo  *** 12.- Ascensión

Lucas 1:26, 27
“En su sexto mes, Dios envió el ángel Gabriel a Nazareth, ciudad de Galilea, a una virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José y el nombre de la virgen era María.”

La persona de María, admirada y exaltada como era, no fue
adorada entre los Iniciados cristianos; el objeto de la veneración fue la emanación femenina del Cristo Cósmico, que es la potencialidad
divina innata dentro de cada hombre y cuya realización es la obra
suprema de la Iniciación.

El principio femenino es determinante en la naturaleza y por
tanto la Anunciación angélica de que la Virgen o la Santa Madre daría a luz un hijo. Esto se entiende en su aplicación universal como la venida del Cristo místico en el corazón del hombre regenerado.

Lucas 1:38, 39
“Entonces dijo María: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra y enseguida el ángel se retiró de su presencia. En aquellos días, partió María apresuradamente a las montañas a una ciudad de Judá.”

El proceso de la Anunciación se pone de manifiesto dentro de la
vida de cada neófito triunfante. Después de cierto periodo de
preparación se vuelve consciente de los cambios particulares que se
producen dentro de sí mismo, de resultas de haber incorporado mayor cantidad de los éteres superiores en su naturaleza y como
consecuencia de una vida dedicada a los propósitos de servicio
espiritual.


*






LA INMACULADA CONCEPCIÓN

La Inmaculada Concepción solo puede acontecer cuando un
aspirante a la vida superior ha dedicado su existencia a vivir en
obediencia con la ley espiritual y el espíritu del Cristo interno. El
intervalo entre la Anunciación y la Inmaculada Concepción es un
tiempo en que el neófito debe preparase a ser probado si va a utilizar esos poderes adquiridos para su beneficio personal o para dedicarlos en propiciar el bien a otros. En esta etapa, muchos titubean y nunca van más allá de este primer paso de la Anunciación. María, la madre de Jesús, fue un ejemplo de aquel que tuvo la fortaleza para seguir con el segundo paso, la Inmaculada Concepción. Fue en un éxtasis que ella entonces exclamó: “Mi alma glorifica el Señor y mi espíritu se
regocija en Dios mi salvador. Pues ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava, por tanto ya desde ahora todas las generaciones me
llamarán bienaventurada”.

María se convierte en la desposada del Espíritu Santo a través
de esta exaltación del principio femenino. Parecida experiencia
sublime les espera a todos y a cada uno que han escogido seguir los
pasos que a ello nos conduce, esas sendas preparadas por aquellos
que han ido adelante y han esclarecido el camino.

Los pasos o grados de la Iniciación son similares en su
delineamiento en todas las Escuelas de Misterios. Su diferencia
radica principalmente en los métodos de desarrollo, los que varían en función de los requerimientos particulares y etapas de evolución de las razas para las que están diseñadas a servir. Así se ha registrado que los Maestros de la humanidad han nacido de madres vírgenes, y su advenimiento ha sido presagiado por la anunciación angelical. Igualmente fueron concebidos inmaculadamente y sus nacimientos ocurrieron en cuevas, grutas o pesebres. El ego exaltado de un Maestro de la humanidad está preparado cuidadosamente por Seres Divinos que cuidan la evolución humana. El suyo es un nacimiento sagrado y como tal, dicho acontecimiento se acompaña de alborozados hosannas de Ángeles y Arcángeles.

Para emparejar los pasos de realización en la conciencia
humana, se representa al nacimiento aconteciendo en un lugar
sombrío, o donde se alimenta a las bestias, lo que simboliza un
nacimiento espiritual desde los elementos más bajos o no
regenerados de la temporal naturaleza humana.

El neófito, simbólicamente debe dejar Nazareth, lugar en donde
pasó su vida personal, y entrar en el sendero que conduce a Belén, “la casa del pan”, en preparación al Nacimiento Sagrado. En el actual estado de conciencia de las masas, la mente está tan ocupada con los asuntos materiales, que no siempre el espíritu puede encontrar presto un refugio. El discernimiento o el interior, está tan lleno que el espíritu debe buscar acomodo en algún otro sitio.

Por motivos más grandes y profundos que pocos pueden
concebir, el tiempo del nacimiento de Jesús es una época de regocijo tanto en los planos de vida internos como externos. La encarnación física de Jesús se realizó con el propósito de ayudarle al hombre al nacimiento del Cristo interno para que así también llegue a conocer personalmente la experiencia sublime de la Noche Sagrada. Esta es la obra de la Nueva Dispensación Cristiana. Los portales de esta nueva era se abrieron la noche del nacimiento del Maestro Jesús. Entonces la Tierra respondió a un nuevo ritmo que fue establecido por los Ángeles en su proclamación: “Paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres”.



*


HUIDA A EGIPTO

Mateo II: 13,16
“Después que ellos hubieron partido, un ángel del Señor apareció en sueños a José diciéndole: Levántate, toma el niño y a su madre, y huye a Egipto y estate allí hasta que yo te avise. Porque Herodes ha de buscar al niño para matarle. Entonces, Herodes viéndose burlado de los magos, se irritó sobremanera y mandó a matar a todos los niños menores de dos años que habían en Belén y a toda su comarca…”

Como se ha mencionado previamente, los Evangelios son
fórmulas de Iniciación de varios grados que abarcan variaciones en
sus relatos. Así por ejemplo, Lucas no hace mención de la huida a
Egipto, un evento que simboliza la ascensión temporal del ser humano a la naturaleza divina. La huida a Egipto, que representa la tierra de la oscuridad y de la materialidad, refleja la vida del neófito luchando en sus primeras etapas de desarrollo iniciático tal como Mateo relata en la Huida a Egipto. El Evangelio de Lucas, que expresa una fase más alta de realización, pasa directamente del Templo de las Ceremonias a los cuatro pasos conocidos como las Enseñanzas en el Templo.

Lucas II: 40-42; 46-49
“Entre tanto, el niño iba creciendo y fortaleciéndose, lleno de
Sabiduría, y la Gracia de Dios estaba en él. Iban sus padres todos los años a Jerusalén por la Fiesta Religiosa de la Pascua.
Y siendo el niño de doce años cumplidos, habiendo subido a
Jerusalén, según solían en aquellas solemnidades.
Y al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, que ora les escuchaba, y ora les preguntaba. Y cuantos les oían quedaban pasmados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verle, pues, quedaron maravillados; y su madre le dijo: Hijo ¿Por qué te has portado así con nosotros? Mira como tu padre y yo, llenos de aflicción, te hemos andado buscando. Y él les respondió: ¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabéis que yo debo emplearme en las cosas que atañen al servicio de mi Padre?”

En la comparación personal del episodio del Templo, Jesús
representa el espíritu interno despierto e iluminado y los Rabinos, la
mente razonadora, o las facultades mentales desvalidas que no
pueden reconocer nada más allá del ámbito de los cinco sentidos. La madre María, tipifica el acendramiento de la cualidad femenina del  alma a la cual el espíritu a veces se ve en la necesidad de amonestar: “¿No sabéis que yo debo emplearme en las cosas que atañen al servicio de mi Padre?”

La edad de doce años es un tiempo importante en la vida de un
niño. En el individuo promedio, marca aproximadamente el nacimiento del cuerpo de deseos, la edad de la pubertad; en el ego avanzado, marca el correspondiente despertar del alma. La luz espiritual que ha sido generada en el curso de las vidas pasadas, se irradia en el nacimiento desde la cabeza de un niño como generalmente el artista místico la ha retratado no solamente a Jesús sino también a Juan el Bautista, el infante Samuel y otros personajes bíblicos de gran realización espiritual.

Las Enseñanzas en el Templo marcaron un estado definido de
poderes vivificados del niño Jesús. Leemos: “Y María conservaba
todas estas cosas en su corazón”. Ella relató estos acontecimientos a Lucas el cual los relató con tan excepcional y bella maestría en su
Evangelio.

*


EL BAUTISMO

Marcos 1: 10,11
“Por esos días fue cuando vino Jesús desde Nazareth, de Galilea, y Juan le bautizó en el Jordán. Y luego, al salir del agua, vio abrirse los cielos, y el Espíritu descender como una paloma sobre él mismo: Y se oyó esta voz del cielo diciendo: Tu eres mi hijo amado, en que estoy muy complacido”

Todos los ritos místicos iniciáticos incluyen el ceremonial de la
purificación con agua. El festival de los Misterios Eleusinos incluían los baños, el Tabernáculo en el Desierto tenía su Lavabo de Purificación; y en la vida del gran Conductor del Camino de la religión cristiana, Jesucristo, el bautismo es el que marca el siguiente gran paso que debemos tomar si seguimos Sus huellas.

La aplicación del agua es símbolo de purificación interna. El
bautismo marca ese estado en que el corazón del neófito se ha
despertado a las necesidades e intereses de los otros. Entonces ya no puede vivir para sí solamente. Su corazón se desborda en simpatía y sus manos en acciones prácticas para aliviar el sufrimiento y para confortar a aquellos que se encuentran en desesperación y congoja. Cuando una persona ha experimentado el despertar espiritual que viene con el verdadero rito del bautismo, sus intereses y actividades ya no pueden estar limitadas a su propia familia o a su círculo íntimo, sino que debe encontrar una expansión que se extienda en una área cada vez más amplia hasta que la misma abarque el mundo y toda la humanidad. Entonces el amor y la compasión se manifiestan en una actitud de redención. Hay congoja por aquellos que violan la ley, ya sea civil o moral, por los criminales condenados a muerte, por las miserias de la vida en sus peores depresiones y por la crueldad inflingida a nuestros hermanos menores del reino animal. Con la profusión espiritual, el momento de un verdadero bautismo místico aparece a la superficie y la conciencia que la familia humana es una unidad dentro de la Divinidad omnímoda en que estamos inmersos y por consiguiente, el bien de uno es el bien de todos y el dolor de uno es el dolor de todos. Luego un sentido profundo de responsabilidad es aceptado para promoverlo en todas las formas posibles a todo lo que se avenga con el amor, la verdad y la justicia.

Uno que hubo pasado por el ritual del bautismo exhortaba:
“Presentad vuestro cuerpo como un sacrificio viviente y sagrado,
aceptable ante Dios”. Sobre la cabeza de tal persona descansa la
paloma del poder espiritual y dondequiera que vaya se disipan las
nubes de oscuridad e ignorancia, de tal manera que él también
escucha la voz de Dios diciendo: “Tu eres mi hijo amado”.

Las leyendas místicas establecen que en el momento del
bautismo, grandes esferas de fuego aparecieron sobre las aguas del
río Jordán. Esta aseveración establece el significado interno de que
las dos facultades poderosas, el corazón y la mente, se habían unido
en la vida de Jesús, el prototipo espiritual ideal de la humanidad. Esta mezcla es el ideal supremo de la evolución humana y es su
culminación procurada en el Iniciado más grande de la Tierra, lo que instó a la declaración “Este es mi hijo amado en que estoy muy
complacido”.

El Ego conocido como Jesús dejó su cuerpo en el Bautismo y el
Arcángel, el Cristo, descendió como una paloma para habitar aquel
cuerpo durante los tres años de Su consagrado ministerio. El cuerpo
de Jesús fue el medio por el cual ingresó Cristo en la Tierra. El plan
de la redención fue posible por razón de aquella unión. Como escribe Pablo en un sentido muy literal: “Hay un Dios y un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesús Cristo.

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