jueves, 21 de octubre de 2010

LA MÚSICA EN EL PERÍODO PRENATAL



LA MÚSICA EN EL PERÍODO PRENATAL


“En el germen, cuando el primer indicio de vida comienza a bullir, la
música es la protectora del alma; susurra al oído, y el niño se duerme; los
tonos son compañeros de sus sueños – son el mundo en el que vive”.

Bettina


En el mes de Diciembre se lleva a cabo en el interior de los mundos
celestiales un ceremonial denominado deseos de renacimiento (Esto
corresponde a la época del solsticio de invierno). Todos los egos quienes
van a tomar encarnación física durante el año entrante participan de este
magnífico ritual plano-interno. El esoterista sabe que el espíritu humano o
ego nunca es infante. Estos son espíritus “adultos” quienes toman parte en
el ceremonial de venir a nacimiento. Las Jerarquías divinas los inducen a
un repaso, o recapitulación como fuere de las pasadas épocas de su
descenso involutivo en la materia, desde el mismo amanecer de la
creación, indicándoles los eventos principales; éstos están en turno
correlacionados con el período prenatal, que es una recapitulación física
de la pasada evolución del hombre. También se les muestra cuadros de las
varias encarnaciones posibles, y usualmente tienen una opción de dos o
tres de éstas; pues el ego debe dar su aprobación aún a la más miserable
de las encarnaciones. Esto lo puede hacer en los elevados reinos del Tercer
Cielo donde está espiritualmente iluminado y ve el propósito de todas las
cosas. Aunque el ego promedio está casi totalmente inconsciente en el
Tercer Cielo, y su permanencia es breve, las envolventes Inteligencias de
las Jerarquías lo mantienen despierto por un momento mientras se prepara
para renacer.

Como los egos descienden sucesivamente desde el Tercer Cielo pasando
a través del Segundo y el Primer Cielo, existe una correspondiente
actividad en los primeros tres meses prenatales. Son bañados y sustentados
en la música que emana desde el primer, segundo y tercer grupo de
Jerarquías estelares. No debemos suponer que estas Jerarquías espirituales
están muy lejos en los cielos porque las constelaciones están allí. El espacio
no puede delimitar ni definir al Espíritu. Esto es por lo que los antiguos
videntes, observando al planeta o las estrellas, dirían, “El dios (o ángel)
descendió y me habló”.

Los esoteristas modernos explican esto diciendo que “un rayo” de la vida
del Espíritu planetario desciende sobre la tierra manifestándose en forma
como humana a la visión del vidente, aunque en realidad el Espíritu
planetario nunca ha abandonado su verdadero hogar en los cielos. Así
también la madre y el niño no nacido literalmente están rodeados por los
Ángeles de las Jerarquías de los cielos.

Estos meses prenatales son de vital importancia en la vida de un ego
encarnante. Por lo tanto deben tener una significación especial en las
vidas de aquellos quienes se han consagrado al gran privilegio y seria
responsabilidad de ser padres.

La Jerarquía de Aries, cuya nota clave musical es Si Bemol Mayor, encierra
el misterio de la vida misma. La Jerarquía de Tauro, cuya nota clave
musical es Fa Bemol Mayor, contiene el patrón arquetípico de la forma. La
Jerarquía de Géminis, el Serafín, cuya nota clave es Fa Sostenido Mayor,
fusiona las fuerzas de la vida y la forma. Durante estos primeros tres meses
prenatales el ego estudia y trabaja con estos patrones arquetípicos que
nacieron en el principio de la creación.

En el primer mes, bajo Aries, el ego se encuentra suspendido sobre la
madre. La música de Aries es disforme. En el segundo mes, bajo Tauro, el
ego entra al cuerpo de la madre. La música de Tauro produce forma.

Durante el tercer mes, bajo Géminis, hay una integración de espíritu y
forma. La música del signo dual Géminis intenta juntar las naturalezas
espiritual y física del ego. En el cuarto mes, bajo Cáncer, el ego entra en su
propio cuerpo. Esta es la época de la animación.

Bajo las cósmicas aguas de Cáncer, la Jerarquía del Querubín cuya notaclave
musical es Sol Sostenido Mayor, el cuerpo que está en proceso de
formación es alimentado por las aguas de la vida. Luego es fortificado y
nutrido por los calentadores fuegos del amor bajo el gobierno de la
Jerarquía de Leo, cuya nota-clave musical es La Sostenido Mayor. Las
fuerzas de estas dos Jerarquías, Cáncer y Leo, están unidas e incorporadas
al embrión en desarrollo bajo la dirección de Virgo, cuya nota-clave
musical es Do Natural.

Durante los últimos tres meses prenatales las fuerzas armoniosas de la
Jerarquía de Libra, cuya nota-clave es Re Mayor, une y polariza las fuerzas
femeninas de Escorpio, cuya nota-clave es Mi Mayor, con las fuerzas
masculinas de Sagitario (Fuego), cuya nota-clave es Fa Mayor.

Así se forma el perfecto templo-cuerpo – “Una casa no hecha con las
manos” – que el ego encarnado va a ocupar durante su peregrinación
terrenal.

Los tres primeros meses después del nacimiento el ego es rodeado y
protegido por la Jerarquía de Capricornio (Arcángeles) cuya nota-clave
musical es Sol Mayor, y Acuario (la humanidad Perfeccionada), cuya notaclave
musical es Si Mayor.
En esta época el infante armoniza mucho más con el mundo celestial y sus
Seres celestes que con la tierra y su humanidad. Las luces del cielo a
menudo juguetean de un lado a otro de la cara de un bebé; y sus Ángeles
guardianes dejan su impreso sobre él como un suave y luminoso halo.

Durante estos tres meses inmediatamente siguientes al nacimiento el ego,
en su cuerpo infante, todavía es un ciudadano del cielo, enterado de la
tierra sólo a intervalos, y así pasa mucho tiempo durmiendo. Está
consciente de los seres plano-internos quienes van y vienen, mezclándose
con los seres físicos quienes se preocupan de su cuerpo. Desde los tres a
seis meses de edad el infante aprende a relacionarse claramente con el
mundo material, y la clarividencia infantil disminuye bruscamente en este
punto, aunque continúa para quedarse, en algún grado, a través de toda
la niñez y algunas veces durante toda la juventud.

Así alrededor de los tres meses de edad, el ego en renacimiento ha
recapitulado el ciclo entero de su pasada evolución, y está listo para un
nuevo ciclo de experiencia. Ha recorrido el circuito celestial desde Aries a
Piscis; la Jerarquía de Aries contiene la imagen arquetípica del hombredios;
la Jerarquía de Piscis manifiesta sobre la tierra al hombre “hecho a
imagen y semejanza de dios”. Bien pueden los Ángeles cantar, “¡Está
terminado!”.

En el trabajo del nacimiento, la nota dominante de la sinfonía cósmica de
doce cuerdas es tocada por la Jerarquía que está gobernando el mes
natal del ego entrante.

Obsérvese, sin embargo, que durante el período prenatal, y hasta los tres
meses post-natales incluso, las doce Jerarquías creativas fueron divididas
en cuatro grupos de tres cada uno, que podemos denominar “trinidades”
más que “triplicidades”.

La primera trinidad consistía de Aries, Tauro y Géminis, con la mayor
influencia operando por medio del tercero de estos signos, Géminis; el
elemento correspondiente es Aries. La segunda trinidad consistía de
Cáncer, Leo y Virgo, con Virgo la influencia dominante, y Tierra el
elemento. La tercera trinidad consistía de Libra, Escorpio y Sagitario, sus
fuerzas fluyen a través del elemento Fuego. La cuarta trinidad, que
consistía de Capricornio, Acuario y Piscis, trabaja principalmente a través
del elemento Agua.

Así tenemos los cuatro elementos de Aire, Tierra, Fuego y Agua como la
base de la creación. Aquí se halla la importancia del VERBO en el
Evangelio de Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y
el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.” (Juan 1: 1,2). Este
Verbo es el Elohim del Libro del Génesis. ¡Cuán elevado y santo es el
período prenatal! ¡Y cuán sublime y trascendental la labor de formar el
cuerpo-templo del hombre!


* * *

LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por

Corinne Heline

Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile

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