jueves, 21 de octubre de 2010

LA MÚSICA DE LA ATLÁNTIDA



LA MÚSICA DE LA ATLÁNTIDA


La música es el arte de los profetas, el único arte que puede calmar las
aflicciones del alma; es uno de los más deliciosos presentes que Dios nos ha
dado.

Luther

El principal elemento asociado con la Atlántida era el agua, aquí se le
estaba enseñando al hombre a controlar sus emociones y a desarrollar sus
facultades físicas. En ese continente el psiquismo llegaba a un peldaño
más elevado que nunca se hubiese conocido ni antes ni después, y la
música Atlante fue un factor en el desarrollo de las facultades psíquicas.

Mucha de esta música era solemne y seria, algunas veces alcanzaba
alturas de imponente grandeza. Sus ondulantes ondas de melodía eran
comparables a la rítmica música escuchada en las entrantes y salientes
mareas del mar. El Sol nunca brilló con claridad en la Atlántida. La
atmósfera estaba siempre cargada de niebla. En esta atmósfera cargada
de niebla las vaporas figuras de otros planos eran fácilmente perceptibles,
una condición que ayudaba mucho al despertamiento y desarrollo de las
facultades psíquicas. El Período Atlante terminó cuando fue destruido por
el Agua.

La transición de Lemuria a la Atlántida estuvo marcada por la creciente
densidad de la atmósfera, cuerpos físicos más solidificados, y la conciencia
humana enfocada en forma más definida en el mundo material. La
humanidad estaba ahora perdiendo esa hermosa y casi continua
comunicación con las Huestes angelicales que los Lemurianos habían
disfrutado. Como consecuencia, hubo una correspondiente pérdida en la
percepción de las armonías celestiales. Sin embargo, en esta etapa de su
desarrollo no había perdido el contacto con los mundos internos a tal
grado como para negar o aun dudar de la existencia de la Música de las
Esferas, fuera realmente oída o no. Tal negación no ocurriría hasta el
profundo materialismo de nuestra presente era. Por eso, los Iniciados del
Templo Atlante, sacerdotes y sacerdotisas de la eterna sabiduría,
ejecutaban sus ritos sagrados en completa armonía con los ritmos
celestiales.

Los Templos Atlantes eran en realidad universidades donde las facultades
físicas, mentales y espirituales del hombre eran cultivadas y desarrolladas.

Al grado que él dejaba para vivir en comunicación con los mundos
superiores que su cuerpo estuviese sujeto a la desarmonía y la
enfermedad, así era un Maestro Iniciado quien entraba en sintonía con la
nota estelar de un individuo para reemplazar la desarmonía de éste por
armonía. Para este fin se administraba la música, la gran panacea
curativa, en estos Templos.

Los Atlantes eran mucho más susceptibles a los efectos terapéuticos del
ritmo que la humanidad de hoy. Ellos podían atraer las fuerzas vitales en
pulso de las plantas en crecimiento y apropiarse de ellas para la
revitalización y renovación de sus cuerpos. También podían transferir estas
energías de una planta a otra, así aumentando la fuerza de la débil o
afectada por esa de la sana y vigorosa. Las vibrantes corrientes de vida
emitían tonos específicos a medida que surgían hacia arriba. Los atlantes
podían oír estos sonidos y transcribirlos en música tan perfectamente
armonizada a los ritmos de las plantas que poseía una dinámica eficacia
curativa. En el tiempo, por lo tanto, la terapia musical se convirtió en una
de las principales ramas de la instrucción de Templo.

El idioma fue desarrollado por los Atlantes, una especie de Dialecto
Cantarín. Sus palabras entonadas proyectaban poder a cualquier objeto
nombrado, y por ese poder el objeto podía ser formado de nuevo según la
voluntad de un individuo. Los cánticos y mantrams de todas las antiguas
religiones tuvieron su origen en este dialecto cantarín. Los sacerdotes de
Templo y sus discípulos avanzados también podían oír las notas claves
musicales de los objetos naturales y eran capaces, por medio del poder
que esto les daba, hacer milagros de transformación. Aquí se originaron
numerosos mitos y leyendas con respecto a las primeras civilizaciones de
nuestra presente Quinta Raza Raíz, los pueblos Arios. En la Era Dorada de la
Atlántida se otorgaba el liderazgo al más espiritualmente desarrollado de
los neófitos del Templo, a quienes el laicismo les concedía el honor y
respeto. El Reinado era un Grado de Templo al cual sólo aquel con mayor
mérito podía aspirar, pues el Rey-Iniciado era segundo sólo ante el Sumo
Sacerdote.

Será visto que en el poder prácticamente ilimitado de los Atlantes yace la
semilla de la última decadencia y destrucción. La tentación para abusar
de ese poder era para ellos casi irresistible. Con el desarrollo de su
naturaleza de deseos y un concomitante crecimiento en intereses egoístas,
habilidades que originalmente funcionaron bajo la dirección de las
Jerarquías de la Luz fueron transferidas a aquellas de las Sombras. Las
condiciones que anunciaban caos y desintegración – similares a aquellas
que se manifiestan en el mundo de hoy – se hicieron predominantes. Tales
condiciones son siempre indicativas del “comienzo del fin”. El dialecto
cantarín de los consagrados Iniciados del Templo fue rehecho para el mal
y para los fines destructivos. Literalmente, “las ráfagas de tono”,
armonizadas a la nota clave de una persona o un objeto, fueron usadas
para destruir cruelmente a la vida humana y la propiedad.

El conocimiento humano de las armonías celestiales en las corrientes de
mayores y menores ha sido observado previamente. Con la creciente
depravación de los Atlantes, las consonancias y disonancias se hicieron
más y más notorias. El resultado fue una música extraña y siniestra, una
música capaz de producir enfermedad, pérdida de memoria y aun la
locura. Los “Círculos Obscuros” compuestos de los neófitos del Templo
trabajando bajo las influencias de las Sombras podían expresar ráfagas de
tono que conducirían a un ego fuera de su cuerpo, con frecuencia
causando la obsesión permanente o la muerte de la persona. Estos hechos
son mencionados sólo para demostrar los trascendentes poderes del
sonido.

Sólo un remanente de los atlantes se salvó. En la terminología bíblica, Noé y
su familia sobrevivieron al Diluvio. Este remanente vino a ser la semilla de la
presente raza Aria. En el nuevo continente, al cual emigraron los salvados,
el Sol brillaba con claridad, y por primera vez el hombre llegó a disfrutar de
una atmósfera oxigenada tal como la que nosotros tenemos hoy. La
humanidad de esta raza recibió el supremo don de la mente, el vínculo
que lo habilitará para llegar a ser como los dioses. La gran labor de los Arios
es espiritualizar y desarrollar mentes Cristianizadas. Como la mente se
correlaciona con el elemento Aire, es por medio del aire que hará su
mayor progreso. Después de haber aprendido sus lecciones debiera
producirse otra destrucción de este planeta, vendrá a través de ese
elemento.

La raza humana está destinada a recobrar las armonías celestiales que
perdió en la Atlántida. Lo hará a través de su mente Cristificada, y la
música es el factor principal en ese logro. En todas las centurias los
Grandes han enviado a la tierra a algunos de sus más adelantados
Iniciados musicales para ayudar al hombre en la espiritualización de su
mente. Tal fue el propósito de la Creación de Haydn, del Mesías de Hendel
y de las magníficas Pasiones de Bach. Este desarrollo está bajo los Señores
de la Mente quienes pertenecen a la Jerarquía de Sagitario, el signo que
mantiene el patrón de la mente superior y sus misterios espirituales. El
servicio de la Jerarquía para con el hombre es alentar sus incentivos
espirituales y estimular sus aspiraciones hasta que gane ventaja sobre su
mente carnal inferior.

La nota clave de Sagitario es Fa Mayor y la nota clave de la tierra también
es Fa Mayor. Muchos de los sonidos de la naturaleza, por lo tanto, están
arreglados para esta clave. Esta es la razón del por qué las composiciones
en Fa Mayor son especialmente relajantes para los nervios cansados;
también efectivas para restaurar un cuerpo fatigado y para calmar una
mente perturbada.

Por los ritmos de Fa Mayor los Señores de la Mente distribuyen la mente
germinal a la naciente humanidad; y por su posterior uso ellos están
llevando esa mente al punto donde pueda transmitir a la personalidad
externa de los hombres el espíritu-imagen dentro de ellos mismos. Tales
llegarán a ser los pioneros de la venidera Sexta Raza Raíz, y entre ellos
surgirá un tipo de música poseyendo cualidades que sanen e iluminen.

Todos los movimientos que miran al futuro son escuelas preparatorias para
la Nueva Era. En el grado que las mentes de los neófitos se espiritualicen
recibirán, a través del tono y ritmo, aquellos poderes más elevados que
están esperando ser conferidos al hombre.

* * *

LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por

Corinne Heline

Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile

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