miércoles, 20 de octubre de 2010

LA MÚSICA COMO UNA FUERZA MORAL



LA MÚSICA COMO UNA FUERZA MORAL

…. Sus crueles ojos cambiaron a una modesta mirada por el dulce poder
de la música.

Shakespeare

Algunos criminales, probablemente la mayoría de ellos, tienen sino poca
paciencia con los sermones de cualquier tipo. Aun las mejores palabras y
las más razonables no pueden tocarlos. Pero en verdad, no existe nadie
“Tan duro y lleno de rabia, que la música en el tiempo no cambie su
naturaleza”. Por eso bien dicho está que “Donde acaban las palabras, la
música empieza”.

La armonía tonal pone su impreso sobre las mentes trastornadas y cuerpos
destruidos, y es además un bálsamo curativo para corazones rotos o vidas
destrozadas. Ha salvado a muchos de la prisión quienes de otra manera
podrían estar allí, y puede hacer mucho para regenerar a quienes ya han
entrado. Es inspirador que fuera de los seis mil ciento catorce internos en
una prisión británica sólo seis eran músicos. Un número de autoridades
penales, comprendieron la importancia de la música con respecto al
bienestar físico y moral de los hombres, han introducido música en cada
actividad del día. Un día de los internos comienza y termina con música.

Los armoniosos y perfectos sones suenan como un acompañamiento para
las comidas y la recreación, porque una atmósfera purificada e iluminada
por la inspiración de la buena música es un antídoto para un espíritu de
descontento o las maquinaciones de quienes son malintencionados.

La música al final del día de un prisionero es lo más importante. La soledad
de su celda durante las horas de la noche es a menudo conducente al
resentimiento y odio vengativo que dibuja el patrón de futuros crímenes si y
cuando la oportunidad se presente. Los alegres y estimulantes conciertos
de la tarde tienden a disipar los pensamientos pesimistas y funestos y a
reemplazarlos con ideas constructivas y optimistas. Pueden servir aún para
llevar a los oyentes a una armonización con la Música Suprema. Durante la
visita de Enrico Caruso a Atlanta, aquel de la voz mágica, uno de los
internos le pidió cantar para ellos. Y así lo hizo. Algunos días después
aparecieron en el periódico de la institución, los siguientes versos de un
prisionero:

Nos sentamos en nuestras filas de gris empapado,

Allí arriba en el gran salón blanco,

A través de las barras de la ventana el gran día azul

Y la luz dorada del sol que llama;

Nos llama como Cristo llamó al difunto Lázaro

Y éste se levantó y salió de su tumba.

Reformar los muertos a través de los muertos vivos

A quienes el mundo aísla y las rejas encierran,

El hombre hecho víctima de los pecados del hombre.

Entonces en el silencio del gran salón blanco

Dios forjó un maravilloso milagro.

Porque una voz igual que una gloriosa llamada de trompeta

Se elevó como un alma desde las profundidades del infierno

Y nuestras almas subieron con ella en alas maravillosas,

Salieron de su prisión de hierro y arcilla,

Olvidaron la mugre y la vergüenza de las cosas,

El pecado, el dolor y el castigo – todo –

Se perdieron en esa llamada de trompeta humana,

Ni las rejas ni el destierro pueden fatigar

A las fuertes y veloces alas del alma inmortal

Que vuela por sobre el odio y el dolor

Mientras los tonos de la música predominan

A través de la melancolía y condena del canto floreciente

En los corazones que recuerdan la juventud de nuevo.

¿Cómo entonces, si tal es el hechizo de la música,

Vamos a dudar que Cristo aun conquista el infierno?

* * *

LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por

Corinne Heline

Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile

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