jueves, 14 de octubre de 2010

EL MENSAJE DUODÉCUPLO DE JACOBO A LA PRESENTE QUINTA RAZA RAÍZ



CAPÍTULO V

EL MENSAJE DUODÉCUPLO DE JACOBO A LA PRESENTE QUINTA RAZA RAÍZ
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Jacobo es una de los principales personajes de las primeras historias del
Antiguo Testamento. Cuando él supo que su transición de este mundo al
próximo era inminente, descendió a Egipto acompañado de sus doce
hijos. Entonces fue que esbozó las disposiciones que él deseaba que
ellos hiciesen al momento de abandonar su entorno. Dijo él: “Como os
coloque para mi funeral, así será dispuesto para vosotros cuando el
Señor haga a su Shekinah habitar en medio de vosotros en vuestro viaje
con vuestras banderas”.

Es interesante observar, en relación a esto, que los Israelitas fueron los
primeros en introducir banderas nacionales. Por el uso de colores y
símbolos sirvieron para describir a aquellos quienes podían adivinar sus
significados, las cualidades esenciales de carácter e ideales a ser
realizados por aquellos portando lo mismo. Ya que las doce tribus
estaban correlacionadas con los doce signos del zodíaco, también
transmitían simbólicamente la naturaleza de su origen y la misión que
estaban destinados a cumplir.

El Tora entrega una descripción más interesante de las doce tribus de
Israel y de las instituciones de Jacob en cuanto a los arreglos que él
deseaba se hiciera para sus funerales.

De acuerdo a estas especificaciones, las varias tribus serían distribuidas
en cada uno de los cuatro puntos del compás. Las direcciones tienen
sentido. Así el Norte simboliza obscuridad; el Este, luz; el Sur y el Oeste,
el camino del logro. Debemos considerar que el Sol sale por el Este,
viaja a través del Sur y se pone en el Oeste.

Como Jacob lo determinó, las tres tribus de Judá, Isacar y Zabulón
estarían en el Este, la dirección desde la cual viene la Luz del mundo.
Judá, gobernado por Leo, representa la soberanía; Isacar, gobernado por
Tauro, simboliza la armonía y Zabulón, gobernado por Piscis, la
navegación y los secretos de las profundidades. Desde su posición en el
Este sirvieron como líderes de los doce.

Judá condujo la procesión. Como él viene bajo el gobierno de la Jerarquía
de Leo, el signo real del zodíaco, es lógico que él fuera el líder. También,
tal liderazgo naturalmente viene bajo Leo ya que este signo gobierna el
corazón, el centro del principio de amor. Es el amor el que conduce al
camino hacia la Gloria de Shekinah.

La bandera de Judá era azul-cielo, en el centro estaba el león de Leo,
símbolo de transmutación.

Isacar está representado por el símbolo de Tauro, una figura compuesta
de un círculo coronado por medio círculo, símbolos para el Sol y la Luna,
la combinación significa polaridad. Con su logro viene el poder para
pronunciar la divina palabra creativa; marca el florecimiento de la rosa
en la laringe, como se expresa místicamente, después de lo cual son
pronunciadas las palabras del espíritu y de la vida. La laringe está
gobernada por Tauro.
La bandera de Isacar era negra. En el centro había un dibujo del Sol y la
Luna, emblemas de los ocultos misterios que conducen a un
despertamiento del principio femenino en el hombre y la positivamente
polarizada facultad intuitiva.

Zabulón (Piscis) está representado por dos peces unidos por una cuerda.
Bajo esta Jerarquía ocurre el Matrimonio Místico “Ahora mi esposo vivirá
conmigo”. Esta Unión Mística tiene lugar cuando allí ha sido tejido el
cuerpo etéreo de luz, al cual se le llama el Dorado Vestido de Bodas.
Zabulón tenía una bandera blanca con dibujo de un barco en el centro.

El blanco es simbólico del espíritu, y el barco del alma, el desarrollo de la
cual ha sido el sublime designio espiritual bajo la dispensación Pisciana.
Al Sur fueron asignados Rubén (Acuario), Simeón (Géminis) y Gad
(Aries).

Rubén, el Aguador, está representado como vaciando las aguas de la
vida desde un cántaro dorado, indicativo de una serenidad y equilibrio
que nada puede perturbar. Tal persona puede decir, en las palabras de
un triunfante vencedor, “Ninguna de estas cosas me conmueven”.

La bandera de Rubén era Roja, el emblema de servicio; en el centro
había una mandrágora pinta, indicando los poderes andróginos.

La dualidad de Géminis está representada por los dos hermanos Simeón
y Leví. Cuando esto se expresa de una manera espiritual, eleva la
conciencia por sobre el mal. La realización que el bien perdura pero que
el mal es transitorio viene al aspirante. Ya no existe una naturaleza
inferior y una superior, sino su unificación a través de la transmutación
de la naturaleza inferior a la superior.

La bandera de Simeón era verde, el emblema de la compasión; en el
centro había un dibujo de Shechem, “una ciudad en bruto”,
representando un estado de conciencia no desarrollado.

La bandera de Leví era tricolor: negro, rojo y blanco. En el centro había
un dibujo de Urim y Thummin, representando los procesos que conducen
a la polaridad espiritual.

Gad (Aries) es la “Estrella de la Fortuna” que señala el camino del logro
mediante servicio, sacrificio y transmutación. Su bandera tenía en ella
espacios blancos y negros. En su centro estaba la pintura de un campo,
simbolizando las dos sendas, la negra y la blanca, la positiva y la
negativa. De Gad se dijo “Un ejército lo acometerá, más él acometerá al
fin”.

Al Norte fueron colocados Dan (Escorpio), Aser (Libra) y Neftalí
(Capricornio). Desde esta dirección viene la obscuridad simbólica. Por
eso Dan, el líder, quien había arrojado una obscura sombra sobre Israel
al erigir los dos terneros dorados para su culto fue unido a Aser quien
llevaba luz a la obscuridad de Dan, y también a Neftalí quien fue
bendecido en abundancia.

Estando regido por Escorpio, Dan tenía dentro de él los poderes de esta
Jerarquía zodiacal. Como él reaccionara a estos poderes determinaba el
camino que seguiría. Mal usados, conducen a la degeneración, usados
correctamente, a la regeneración. Si es lo primero, la condición se
representa pictóricamente por el escorpión que se arrastra en el polvo;
si es lo último, el símbolo es un águila elevándose a la luz del sol más
allá de la vista.

El emblema de Dan era zafiro en color. Llevaba el dibujo de una
serpiente, representativo del poder y sabiduría del transmutado
Escorpio.

Aser (libra) según el testimonio de Jacob, porta una luz a la obscuridad
de Dan. Los antiguos señalaban a Libra como la puerta de prueba. Era el
punto en que los caminos partían en la dirección de los caminos de la
carne por una parte y la del espíritu por la otra. Aser, significa “estar
feliz”. Era un antiguo nombre para la Luna. La raíz de la palabra significa
“el errante”.

La bandera de Aser tenía el color de una piedra preciosa, el ornamento
de una mujer, y en su centro un olivo. El simbolismo indica que al tomar
el camino del espíritu la perla de gran valor es encontrada sobre la
senda de la regeneración como está indicado por el olivo.

Neftalí (Capricornio) representa la verdad y sabiduría obtenidas después
de controlar los poderes internos del hombre. La cabra, un símbolo
pictórico de Capricornio representa las habilidades por las cuales aun las
alturas escarpadas y rocosas pueden ser exitosamente escaladas.

La bandera de Neftalí era de un pálido color blanco rojizo. En el centro
estaba la figura de una cierva, significando la transmutación que
conduce a un nuevo nacimiento y el comienzo de un nuevo ciclo.

Al Oeste venía José (Sagitario) y Benjamín (Cáncer). José es el
multiplicador. Los dos hermanos forman dos alas de idealismo y
aspiración espiritual. Benjamín viene bajo Cáncer, la puerta de entrada
del logro espiritual o Iniciación. Aquí esta indicada la completación del
cuerpo de Shekinah. Esto se efectúa a través de la combinación de los
fuegos de Sagitario y las aguas de Cáncer. José y Benjamín eran los dos
hijos de Raquel, la esposa más querida de Jacob.

Efraín y Manasés, los dos hijos de José, también estaban en el Oeste.

Desde esta dirección viene la nieve, el granizo y el frío. Aquellos
colocados en esta posición fueron elegidos a causa de su habilidad para
soportar los elementos adversos.

La bandera de José era negra. Portaba grabados egipcios, un buey
representando a Efraín, y un unicornio para Manasés. Esto simboliza a la
ley de la polaridad por la cual las fuerzas masculinas y femeninas son
llevadas a perfecto equilibrio. Con este desarrollo vienen los poderes
que asociamos con la maestría.

El estandarte de Benjamín contenía los colores de las doce tribus. En su
centro había un lobo. Esta bandera simboliza el hecho que está bajo la
tutela de cada una de las doce Jerarquías zodiacales así el hombre
transforma su naturaleza mortal en el cuerpo del inmortal.



LA GLORIA DE SHEKINAH

La Gloria de Shekinah representa la perfecta combinación de los cuatro
elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra en el cuerpo del hombre y en el
cuerpo de la tierra. Los cuerpos de ambos entonces se iluminarán con la
gloria reflejada de la Luz de Cristo. Este logro marcará el fin del presente
Período Terrestre.

Shekinah simboliza al altamente desarrollado y luminoso cuerpo del
Iniciado. Llegar a esta condición es el ideal de los aspirantes espirituales.

Para que esto se lleve a cabo, el amor debe convertirse en la fuerza
motriz de la vida. Este es un poder muy por encima de la pasión que es
Marte y también del sentimiento de personal atracción Venusiana. Es la
bondad elevada a esa compasión y amor universal y unificador que se
manifestaba en la vida y obras de Jesucristo.

Shekinah es la gloriosa luz del cuerpo de los iluminados, y las banderas
de las doce tribus representan los atributos más elevados de las doce
Jerarquías zodiacales. El camino es de Este a Oeste, donde la
inmaculada Madonna, Virgo, la Virgen de los cielos, vigila el nacimiento
del Niña Cristo. La hija de Jacob, Dinah, simboliza a la Jerarquía zodiacal
de Virgo. La mitología griega establece que Virgo fue el último de los
dioses en abandonar la tierra al tiempo de la caída del hombre. Ella
entonces puso dentro de la caja de Pandora la gracia salvadora de la
esperanza, el más inapreciable de todos los dones para la humanidad.

Virgo señala el camino hacia la verdadera sabiduría, el signo de
exaltación de Mercurio, el planeta de la sabiduría.

Los consejos y bendiciones de Jacob para sus doce hijos describen el
sendero evolutivo para toda la raza humana como experimentado bajo
la influencia de las doce Jerarquías zodiacales. Sus declaraciones son tan
verdaderas y aplicables hoy en día como cuando fueron hechas por
primera vez.

Un estudio comparativo del capítulo cuarenta y nueve del Génesis que
contenía las bendiciones de Jacob y el capítulo treinta y tres del
Deuteronomio que registra las bendiciones de Moisés, ofrece un
interesante estudio en la simbología bíblica. En ambos casos fueron
entregadas justo antes de la transición.

Las bendiciones de Jacob se relacionan con el hombre común cuando la
conciencia en masa responde a las influencias estelares. Ellas esbozan el
camino del logro espiritual para la raza humana como está dibujado en
los cielos. Las bendiciones de Moisés se relacionan con el hombre
espiritual. Tratan de la divina consumación alcanzada al final del viaje
evolutivo, siguiendo ese “Recto y angosto sendero” que conduce a la
meta divinamente destinada al hombre.

Jacob, el hombre natural, muere en Egipto, la tierra simbólica de la
obscuridad, el materialismo, y la mente no regenerada. Moisés, el
hombre espiritual, fue iluminado en el Monte Nebo, el término babilonio
para Mercurio, el planeta de la sabiduría.

Así vemos como está esbozada en los cielos la senda marcando los
sucesivos peldaños en el desarrollo espiritual del hombre que conduce a
eso llamado Iniciación. “Como arriba, así es abajo”, dijo el iluminado
egipcio Hermes Trismegisto.


LA LUNA EN LA CIENCIA OCULTA
POR
Corinne Heline

Traducido del inglés  por la Fraternidad Rosacruz
Santiago de Chile

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