miércoles, 29 de septiembre de 2010

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Gabriel, y el místico Sol de Medianoche

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Cuando el místico Sol de Medianoche nace en medio del Globo, en la Noche Santa, un fenómeno misterioso y bellísimo acontece en la naturaleza. La fuerza de vida del reino de las plantas, permanecía tranquila y como dormida en las raíces y semillas, pero según el Sol de Medianoche fluye en los Mundos Internos de la Tierra con gloria, de repente, en las raíces de todo lo que crece hay relumbres de un punto luminoso, como una tenue estrella. La planta ha comenzado a despertar y su vida comienza a trepar por sus tallos y ramas hasta que en el Solsticio de Verano la estrellada radiación resplandece como corona de joyas en lo más alto de cada árbol y arbusto.
Tan íntimamente está relacionada la vida de la humanidad con la de la naturaleza, que el Sendero del Progreso Espiritual (llamado Iniciación), también refleja el grandioso trabajo del Reino Vegetal. Volviendo su mirada espiritual hacia el interior, el Discípulo descubre la misma luz de la Estrella Dorada dentro de sí, la Estrella Semilla del Espíritu, el Sello de su propia Divinidad que durante el curso de la evolución hubo ascendido desde los más bajos centros de consciencia hasta aquellos últimos, donde brilla como una joya en la Corona de Luz sobre su cabeza.
Por todo esto, es evidente que, los aspectos interiores de los festivales siempre complementan a los externos y se ofrecen en sutiles armonías que deleitan el corazón que medita. Entonces, este aspecto interno del festival es, en cierto sentido, el opuesto del exterior, pues es ley de la naturaleza espiritual que los aspectos escondidos u ocultos estén siempre activos dentro de los exteriores. Así que, en lo profundo del invierno, el espíritu del verana está activo dentro de la naturaleza y aquella Estrella Dorada de que hablamos es de hecho evidencia de la fuerza dinámica dentro de las florecen el brillante y abundante Solsticio de Verano.
Y por ello, también el brillo y la belleza del Arcángel del Solsticio de Verano, Uriel, la Luz de Dios, Ángel de la Visión y la belleza, se hace altamente presente en el Solsticio de Invierno, desde luego que no en la naturaleza externa, pero sí en su corazón, en el Alma del Mundo. El está presente dentro de todo el color y la música de la Nochebuena, su voz se mezcla con los alegres cantos de los niños, mientras Gabriel conduce las Santas Fiestas de la fecha. Suyas son las armonías que prometen la época fructífera de del verano y El y sus Ángeles, añaden su canto al coro cantado por las Huestes de Gabriel. Algunos de los más bellos villancicos de Navidad son sólo ecos de los cantos angélicos en los Planos internos, por ello quizá esos cánticos navideños han permanecido a lo largo de siglos brindando exaltación del espíritu a todos los que los escuchan.
Gabriel es el Guardián de las Puertas de la Tierra durante los tres meses desde la Navidad a la Pascua, o desde el Solsticio de Invierno hasta el Equinoccio Primaveral.
Durante ese tiempo, el elemento femenino está más activo. La savia está subiendo en las plantas, las ramas, hojas y flores se están formando para añadir cierta belleza y maravilla a la época de la Resurrección, un trabajo primordial de Gabriel pues él está a cargo de todas las actividades de alimentación en la naturaleza. Es durante el intervalo del Solsticio Invernal que todos los egos que van a reencarnar durante el año siguiente bajan hasta la Región etérica para recibir las bendiciones y consejos del Poderoso Arcángel.
De aquí se infiere que este Brillante Ser pudo enseñar y aconsejar a la más perfecta Madre - Iniciado de todos los tiempos, María de Belén. Su presencia iluminó el sendero de aquella desde su nacimiento. Él fue quien la guió a través de su niñez y la enseñó cuando pasó por medio de su primera Iniciación (que el Mundo llama la Anunciación). Fue Gabriel y sus huestes de ángeles ministros los que protegieron la que sería Madona hasta el momento en que el Niño hubo nacido, y quienes la protegieron de allí en adelante. Con sus Arcángeles hermanos, Gabriel se irguió en el Establo de Belén en la primera Noche Santa y fue el que guió a los pastores en su viaje y quien inspiró a los tres reyes sabios a seguir la Estrella hasta el sitio donde el Niño y su Madre esperaban para recibirlos.
Cada uno de los Misterios Navideños, los que representan etapas definitivas en el Sendero de la Iniciación, están bajo la regencia de Gabriel y todos los que son hallados merecedores de caminar este Sendero llegan a conocer algo de Su suave majestad.
Cristo, el Arcángel, descendió a la Tierra para el cumplimiento total del canto profético de los Ángeles, que por muchos eones habían trabajado preparando ese Camino para El. La Tierra continuará como un planeta material hasta que toda separación y separatividad se haya resuelto en Unidad, hasta que no existan conflictos entre las naciones o las razas y el Mundo se transforme en un organismo armonioso manifestando la Paternidad de Dios y la Fraternidad del Hombre. Este es el Gran Evento hacia el cual la Creación entera se mueve; cuando el Sacrificio de Cristo haya terminado y El retorne para siempre a los
Reinos Celestiales que son Su verdadero hogar.
Los ciclos evolutivos de la humanidad pueden ser asociados a los ciclos de la naturaleza, cuyos períodos de angustias y tormentas, de frío y oscuridad son alternados por períodos de paz y seguridad, de calor y luz, en los que toda vida se mueve fácilmente.
Es para eso que las experiencias de los egos en sus largos ciclos reencarnatorios, durante los cuales la rueda de la vida da vueltas repetidamente por los mundos del nacimiento, muerte y renacimiento, suceden a veces entre el frío y la oscuridad de la pena y el sufrimiento y luego vuelven a la luz y el calor de la alegría y la realización.
En la vida del planeta, la Luz de Cristo se manifiesta igualmente en cada una de las alternadas estaciones. Su vida resplandece tan intensa tanto en las tinieblas del invierno, cuando Gabriel refulge, que en la brillantez del verano, cuando Uriel es la Lámpara de Su Mano.
También el hombre, como un Cristo en formación, aprende a brillar sobre todas las tormentas en el mundo exterior de los sentidos, emitiendo aquella luz que es de hecho la evidencia de su propia consciencia interior. Cuando ha aprendido esta lección, cuando vive y ha puesto su ser a conciencia y por voluntad en su cristianización, es que el peregrinaje puede finalmente concluir y puede unirse a aquellos Grandes y Compasivos Seres que no vuelven a la Tierra para su propia edificación, sino para salvar y servir a sus hermanos.
Fue uno que hubo obtenido esta Liberación, que había aprendido a caminar de la mano con los Ángeles Estelares, quien dijo aquellas palabras sobre su sublime y propio conocimiento: "A aquellos que Le reciban, El les dará el poder de Convertirse en Hijos de Dios".

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del libro "Portales Estelares"

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